junio 09, 2008

RESEÑA
Festival Colmena @ Tepoztlán, Morelos
7 de junio 2008

o "Miles de emos se autoflagelan asistiendo a festival infernal"

Imágenes de Evelio



México sufre de 'festivalitis', como bien lo apunta Patricia Peñaloza en su columna de La Jornada.

Aparentemente, la 'festivalitis' puede provocar demencia, psicosis y aunque no está comprobado, hasta la muerte.

El Festival Colmena 2008 presumía de ser un festival sano, pero resultó siendo un foco de infección letal para los asistentes, sus organizadores, y el futuro de los festivales en el país.

HISTORIA DE UNA EPIDEMIA

12:00 hrs.

La gente en Ciudad Universitaria subía a los camiones. La mayoría se veían emocionados. No así los encargados de Live Tours, quienes se quejaban de hueva por tener que esperar a que se fueran todos en la noche. Algo no pintaba bien.

14:20 hrs.

Arribamos a Tepoztlán. Lo único que parecía ominoso era el clima y es que a la lluvia de Tepoztlán hay que tenerle respeto. Afuera del lugar, la banda aprovechaba para tomarse unas caguamas. En la cola podíamos escuchar los gritos lastimeros de Natalia Lafourcade, quien hacía el ridículo a control remoto.

15:00 hrs.

El 'recinto sagrado' resultó ser una pinche cancha de futbol enclavada entre cerros majestuosos. Bajamos por un camino de tierra sin iluminación y encharcado en partes. Sería un reto a la salida. Ya en la explanada nos encontramos con una producción pequeña. Agua, cerveza sin alcohol, puestos caseros de comida. Nos sentamos a relajarnos, pero la ‘festivalitis’ seguía su infección y ya habíamos perdido la conciencia de dónde estábamos y de quiénes estaban a cargo de nuestra seguridad. Cerca de esa hora escuchamos a Juanson, los Simplifires, Los Dorados y los Cojolites. Todos intradescendentes.

17:00 hrs.

La Chikita Violenta se presenta y resultan peores que de costumbre. Al final de su set, agradecen a un tal Pablo (Zacarías, organizador) por el festival. Muchos habríamos de recordar su nombre y a su mamá horas después. Por lo pronto, agradecimos que el set de los pedorros esos fuera tan corto.

18:00 hrs.

Andrew Bird aparece solo sobre el escenario. Armado con un violín y una guitarra, crea la música más hermosa, grabándose él mismo y sampleando lo recién tocado. Bromista y virtuoso, se ganó al público. Una verdadera revelación: ese hombre tiene en un dedo meñique más talento que todos los bananeros que se presentaron antes que él.

19:10 hrs.

La espera ha terminado, y Sigur Rós interpreta su primera canción. Por unos instantes, los 3 cerros se ven hermosos, iluminados por la música de los islandeses, pero Sigur se detiene. El baterista sufre de alguna aflicción misteriosa (¿festivalitis?) y debe dejar el escenario. 40 minutos después, regresar era ya una misión perdida. Sin un integrante, logran interpretar 3 canciones más, adornadas con una efectista lluvia de papel y plástico que sugería una nube de luciérnagas. ¿Alguien del festival ‘ecologista’ pensó en el daño de ese detallito? ¿En todos los animales alrededor que habrán muerto por comerse esos pedacitos de plástico brillante? La presentación de la banda fue como si el bebé de Ágætis Byrjun hubiera nacido muerto.




21:20 hrs.

Termina oficialmente el festival, Nos dirigimos al camino de salida, para encontrarnos atrapados. La columna de gente apenas se mueve. Recordamos la falta de luz y los charcos, caminando paso a paso en oscuridad total. No vemos a ningún organizador en todo el trayecto.

22:00 hrs.

En la carretera nos encontramos con el peor caos jamás visto. Mares de personas sin orden alguno preguntan por los camiones. Algunos ya van llenos, pero van en sentido contrario. Pobres de sus pasajeros, seguro no salieron de ahí hasta bien entrada la madrugada. Un organizador desquiciado intenta contestar a las preguntas de miles, sin lograrlo. La gente comienza a darse cuenta: estamos todos varados en quién-sabe-dónde. Comenzamos a bajar por la carretera en busca de un camión, de alguien con respuestas, lo que sea. Miles nos acompañan, es lo único que nos hace sentir seguros, pero el miedo es inminente. Dos horas después, encontramos un hotel y decidimos probar suerte con un cuarto. En la recepción nos dicen que es el lugar donde se quedan las bandas y los organizadores. De pronto aparece Sigur Rós en el lugar, con baterista y todo. Fue un golpe de suerte ridículo en medio de nuestro infierno. Seguido, entra uno de los organizadores. La dueña del hotel le pregunta: “¿Qué pasó, está todo bien?” Nosotros esperábamos una respuesta agitada, una preocupación por los miles que caminaban sin rumbo en la oscuridad. En cambio, la respuesta del idiota es: “Todo bien, ya conseguimos el alcohol, ahora sólo me preocupa que esté bien el sonido”. ¡¡Organizaban su after party!! Ese fua la gota que derramó el vaso. Minutos después, un taxi nos recogía y conseguimos un aventón al DF. Habíamos escapado, pero como pudimos constatar de bajada, miles aún buscaban desesperados una manera de regresar a sus casas. Estoy seguro que muchos no lo lograron.

3:00 hrs. del domingo

Maltrechos y frustrados, llegamos a nuestras casas. Con una promesa rota de organización espectacular. Con una desesperación en el corazón por saber que lo que pudo haber sido un concierto estupendo, fue un rotundo fracaso. Con adrenalina aún en la sangre y los músculos, a sabiendas de que cualquier cosa nos pudo haber ocurrido en ese tramo olvidado de carretera. Pensamos en la gente que no tuvo tanta suerte como nosotros, a la que sí le pasó algo, en una chica embarazada que vimos, otro con muletas… ¿Qué fue de ellos? ¿Estarán bien? ¿Habrá alcanzado la champaña en la fiesta privada de 2 Abejas?


DIAGNÓSTICO FINAL


El Festival Colmena 2008 murió la noche del 7 de junio a causa de estupidez organizativa.

Sus asistentes estuvieron a punto de morir debido a su confianza en una empresa improvisada de producción, con cero conocimientos de logística.

Sus empresarios se inflaron las carteras a costa de miles de enfermos que sólo querían ver a su banda favorita.

Otros cientos aún sufren de alucinaciones peligrosas, argumentando que todo lo que ocurrió anoche vale la pena por haber visto a Sigur Rós 40 míseros minutos. No hay nada que hacer por estos pobres, su muerte cerebral es irreversible.

Otros miles más necesitarán tomar medidas urgentes de curación, abriendo una demanda legal contra 2 Abejas por los siguientes cargos: incumplimiento de contrato, fraude y poner en riesgo a sus clientes y la vía pública.

Si este festival hubiera ocurrido en otro país, alguien ya estaría en la carcel y todos tendríamos el reembolso de nuestro boleto. Si todos los que fuimos tuviéramos conciencia cívica, sería nuestra obligación entablar esa demanda inmediatamente, para proteger a futuros asistentes a conciertos que merecen ser tratados con responsabilidad.

Pero me imagino que no pasará nada, nos dejaremos abusar como siempre. Porque estamos enfermos de festivalitis aguda. Porque 'estuvo chida la lluvia de papelitos'. Porque nos vale madre todo. Así nos educaron y así moriremos. Explotados y apendejados. Pero no pendejos como los 2 Abejas, que merecen no volver a organizar nada en sus vidas y pudrirse en una celda por imbéciles.