junio 24, 2007

RESEÑA
La Mala Rodriguez @ Camden Centre, Londres, 23 de Junio 2007


que o no podréis de lástima escucharme...

-Garcilaso de la Vega, 1501-1536






La voz de La Mala Rodríguez me gustó desde que ví Y tu mamá también. Detesté el sample tropicaloso muy de Titán, pero la inclusión de su rapeo fluído me pareció desde el principio interesante. Sólo los verdaderamente talentosos pueden hacer buen MCing en español; es común, como lo ejemplifican Generales, reggaetoneros vulgares y controlesmachetes, que el castellano no se deje moldear por las exigencias de la síncopa hiphopera, resultando en rimas insulsas y forzadas.

Pero La Mala tiene un don: quien en entrevistas se nota tímida y callada, en el escenario es una MC sólida y valiente, con una capacidad lírica envidiable.

Una lástima, sin embargo, ciertas circunstancias que rodearon el show de la Mala Rodríguez en el Camden Centre, un salón multiusos adaptado rudimentariamente para el concierto, con un equipo de sonido prácticamente inútil -sobre todo para un show de esta naturaleza, que requiere, por decir lo menos, unos bajos claros e imponentes-.

Al precio nada accesible de 12 libras (18 en la puerta; cómparese por ejemplo, con el precio por ver a Kimya Dawson, proveniente de Nueva York, y que tocará en un lugar infinitamente más pequeño: 6 libras). Sin embargo, el sentido de solidaridad hispana y la curiosidad por presenciar la primera presentación en vivo de la Mala en la capital de la música pop mundial nos llevó a pagar dos boletos sin chistar.

Así que además de la impresión negativa de atestiguar lo terriblemente mal que se oía (un DJ tras una PC ponía de todo un poco, incluyendo la hermosa colaboración de la Mala con SFDK, "Una de piratas", aunque siempre he creído que es de mal gusto poner una rola del artista para cuyo show estás ambientando, pero bueno), fue un poco sorprendente darse cuenta que prácticamente todo mundo ahí -unas dos cientas personas- era español. Yo sé que los expatriados de todo el mundo tienden a moverse con los de su propia nacionalidad, pero es que aquí todo mundo era de Castilla y hablaban del Madrí y del Atlético en los baños mientras borrachos cantaban Alaska y Dinarama. Así de plano. La barra vendía "bocadillos" como los de las ramblas, de chorizo y queso; la cerveza era española y las bartenders tenían un acento cervantezco conmovedor. O sea que esto era, en pleno Central London, como una fiesta del Colegio Madrid de la ciudad de México. Así de plano.

El "colectivo" abridor, el Cultura Londres Project, fue inaudible por la mala calidad del audio y el altísimo volumen en un salón con una acústica menos que apropiada. El "ingeniero" detrás del PA se rascaba la cabeza con cara de incógnita infinita, mientras yo pensaba que seguro debía sufrir de una sordera crónica. Sinceramente, más parecidos a Kaló o Locomía que a Cypress Hill, la cuestión pasó casi desapercibida.

El turno de la Mala por fín llegó unos minutos después de la media noche. Ahora el sonido estaba un poco más claro, quizá un poco menos alto. Su deejay desplegaba maestría en las tornamesas, haciendo amplio uso del cross fader y los cuts, sirviendo de cuasi-épica introducción a la llegada de la Mala, que entró a escenario flanqueada por tres MC's mulatos, dos hombres y una mujer, cubanos ellos, y casi inmediatamente era ya la segunda pieza y de modo apresurado ya nos estaban recetando "La Niña". De varias maneras ("get down, get down, get down..." "¡pongan sus manos en el puto aire!) los MCs intentaron prender a un público que, aunque parcialmente receptivo, estaba desangelado, quizás por no ser un grupo muy nutrido, quizá porque el espacio no era lo más adecuado, quizá porque el sonido era una reverendo insulto al arte de la música, quizá porque todos eran españoles y habían ido en su mayoría sólo por eso y no porque les gustara el hip hop. "La cocinera" y "Por la noche" hicieron cantar y bailar al respetable, pero lo demás se perdió en la masa informe de un sonido amalgamado y desprovisto de detalles.






Así que mejor nos fuimos para atrás a platicar mientras tomábamos cerveza "Alhambra" tibia, porque el sonido era un muro impenetrable que hacía irreconocibles las palabras y la música. Una verdadera pena.

Lamentamos que un show así no se hubiera promovido más, sobre todo con el público anglosajón. Me recordó el maravilloso concierto de Chico Mann en el Spitz, el cual presenciamos tan sólo un puñado de personas. El Imperio se sigue mirando al ombligo y no tiene la menor intención de conocer la música que se hace más allá de sus fronteras. (Rodrigo y Gabriela le abrieron a Muse en la nueva Wembley, y en su reseña Simon Price no dijo ni pío). En este caso, también parecía cierto que nadie que no fuera español o hispano se había enterado de esta fiesta-concierto.

Se agradece que los promotores hayan traído a Londres a la Mala; fue una buena iniciativa obviamente independiente, sin patrocinios y organizada por un puñado de personas. Sin embargo, hay algo de triste en que alguien como ella no haya sido promovida entre el público local (lo que sea que eso signifique en Londres; me refiero al público no estrictamente español).

Después de la Mala alguien se puso detrás de la PC y puso de chile y de manteca. Primero puso Blur ("Girls and Boys"), luego puso Molotov ("Puto") y para sorpresa de este mexicano todos los españoles en la casa se pusieron a bailar y cantar más y más fuerte que con la Mala misma; luego el ponerolas en cuestión nos dio una cachetada en nuestro principio de realidad poniendo bloody friggin' Maná, sólo para ver los gestos de deleite infinito que esto causaba en la concurrencia. Luego El Gran Silencio y luego Los Fabulosos Cadillacs. ¿Se imaginan la reacción del público mexicano si en un concierto de hip hop pusieran a Maná? Yo creo que queman el lugar (o cuelgan al deejay). Nunca pensé que lo diría, pero en esos momentos, ¡ah, cómo extrañé México! Entre más tiempo paso en Londres, más me convenzo que la gente que lo ha tenido todo pierde todo criterio de selectividad y todo lo da por sentado. Hay formas del relativismo posmoderno que deberían prohibirse, la verdad.

Cuando comenzó a sonar Jet un profundísimo sentimiento de "been there done that, and better" me embargó. Ya nada tenía sentido. Dejamos el lugar entre el vómito de féminas nostálgicas de las noches de marcha por las tierras de Gacilaso y Alarcón. Caminamos a casa preguntándonos por el sentido de la vida, murmurando,


Lo fáci cae ligero lo duro pesa mucho
el tiempo va volando ya que puede tiene que vola
cada uno en su luga
todo esta mu claro
tu origen te marca tu eliges la charca
donde quieres remar

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

keeeeeeeeeee teeeeeeeeeeee pasa con mi maria ella vale lo ke pesa y mas por su musica lo vale y no solo tiene la cocinera y por la noche tiene muchisismas canciones con tremenda lirica si te las contara no acabo respero a la mujer ke abrio la puerta a este ritmo y ese ke soy de otro pais maria mala rodriguez la mejor ok respeto para ella y para todo su grupo ok

2:16 a.m.  

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