RESEÑA The Police @ Foro Sol, 24 de noviembre, 2007

Hay reencuentros felices y hay reencuentros tristes, algunos son exitosos y otros una bomba cebada de emoción.

La reunión de The Police parece ser una de las últimas, y la noche de ayer vinieron a demostrar, con años de intereses, que lo suyo terminó por una buena razón y que nunca debieron haber puesto pie en escenario juntos de nuevo.

Lo que antaño fue una explosión de juventud y que lentamente se fue apagando con la incursión de Sting en huevadas de las que construyó su tumba, de eso no vimos nada ayer. Los clásicos obligados: Message in a Bottle, Don't Stand So Cose to Me, Roxanne, Can't Stand Losing You, Every Breath You Take, Every Little Thing She Does Is Magic (particularmente terrible) todos estuvieron presentes, pero como un abuelo senil de mirada pérdida en el vacío. El público asistente fue prueba de ello, la mayoría sentados, inmóviles. Sólo durante Do Do Do Do De Da Da Da se sintió un poco de interacción (con el viejo y bajísimo truco de repetir el corito ad nauseam).

A diferencia de Stewart Copeland, Sting y Andy Sumners no dieron una: oxidados, valemadristas, sin ritmo ni cadencia. Sumners, antes un maravilloso guitarrista, ahora fraseaba sus riffs como anestesiado después de ir al dentista. Sting, ni hablar, poca voz, poco bajo, poco espíritu.

Vinieron los tres policías a cumplir una fecha, a sacarnos un poco de lana a precio de melancolía. Mejor hubiera sido quedarnos con la imagen de esos jovenzuelos rapaces que peleaban a golpes en entrevistas. Al menos entonces se les notaba un poco de alma en sus cuerpos.