La Filosofía
No se necesita ser un gran pensador para saber que hoy, en pleno siglo XXI, México sufre un triste retraso creativo en comparación con el resto del mundo. Este anacronismo también afecta la economía, la política, la lucha por los derechos humanos, la tecnología, etc.
Así pues, vivimos como hace 30 años el mundo nos dejó atrás: rezagados por la falta de estímulos, de interés oficial por la cultura y las artes, y sobretodo, por el dominio de los medios masivos en manos de compañías mediocres que no hacen mas que recetar diariamente contenidos vacuos y denigrantes a la sociedad.
El mundo de la música, en particular, sufre un periodo de estancamiento que es alarmante a la luz de las nuevas tecnologías, tanto de producción como de distribución. Mientras en el resto del mundo se crean miles de discos en estudios caseros, liberando la creatividad del proceso mercantil, en México parece que ocurre lo contrario - menos discos y peor calidad.
¿Qué ocurre en México? ¿Qué lo hace permeable a las influencias del resto del mundo? El filtro con que nuestros comunicadores presentan este universo de posibilidades mantiene en un alto total la vida artística. La radio no toca música nueva o interesante, la televisión no tiene espacios más que para sus propios 'artistas', los periódicos se escriben por viejos periodistas enmohecidos y las revistas por cuasi-analfabetas que no podrían reconocer el jazz del blues. Eso por una parte; la otra, una élite de artistas complacientes, aburridos y cínicos que juegan a crear con pensamiento de publicista: el chistorete, la ocurrencia fácil. Hay un grave problema cuando nuestra banda de rock más exitosa fue creada a partir de un mal chiste que se estira y estira como chicle viejo y deshabrido.
Al mismo tiempo, los promotores de eventos hacen negocios millonarios ofreciendo pésimos conciertos en pésimos establecimientos bajo pésimas condiciones de servicio, calidad e incluso seguridad. Pareciera que tenemos que implorar a estos organizadores por ver a las bandas que tocan en todo el mundo (y por la mitad de precio).
Es tiempo de cambio en este país, la situación es insostenible...
Por ello, Up to Eleven se inaugura como un espacio alternativo de discusión e información acerca del mundo de la música, presentando contenidos de calidad para levantar el nivel de crítica y reflexión, esperando que esto, a su vez, reditúe en una cultura plena de creación, distribución y presentación de la música que eventualmente disfrutaremos todos.
El equipo de Up to Eleven agradece su preferencia, y esperamos que vuelen frecuentemente con nosotros.
Así pues, vivimos como hace 30 años el mundo nos dejó atrás: rezagados por la falta de estímulos, de interés oficial por la cultura y las artes, y sobretodo, por el dominio de los medios masivos en manos de compañías mediocres que no hacen mas que recetar diariamente contenidos vacuos y denigrantes a la sociedad.
El mundo de la música, en particular, sufre un periodo de estancamiento que es alarmante a la luz de las nuevas tecnologías, tanto de producción como de distribución. Mientras en el resto del mundo se crean miles de discos en estudios caseros, liberando la creatividad del proceso mercantil, en México parece que ocurre lo contrario - menos discos y peor calidad.
¿Qué ocurre en México? ¿Qué lo hace permeable a las influencias del resto del mundo? El filtro con que nuestros comunicadores presentan este universo de posibilidades mantiene en un alto total la vida artística. La radio no toca música nueva o interesante, la televisión no tiene espacios más que para sus propios 'artistas', los periódicos se escriben por viejos periodistas enmohecidos y las revistas por cuasi-analfabetas que no podrían reconocer el jazz del blues. Eso por una parte; la otra, una élite de artistas complacientes, aburridos y cínicos que juegan a crear con pensamiento de publicista: el chistorete, la ocurrencia fácil. Hay un grave problema cuando nuestra banda de rock más exitosa fue creada a partir de un mal chiste que se estira y estira como chicle viejo y deshabrido.
Al mismo tiempo, los promotores de eventos hacen negocios millonarios ofreciendo pésimos conciertos en pésimos establecimientos bajo pésimas condiciones de servicio, calidad e incluso seguridad. Pareciera que tenemos que implorar a estos organizadores por ver a las bandas que tocan en todo el mundo (y por la mitad de precio).
Es tiempo de cambio en este país, la situación es insostenible...
Por ello, Up to Eleven se inaugura como un espacio alternativo de discusión e información acerca del mundo de la música, presentando contenidos de calidad para levantar el nivel de crítica y reflexión, esperando que esto, a su vez, reditúe en una cultura plena de creación, distribución y presentación de la música que eventualmente disfrutaremos todos.
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